Cuando hablamos de vínculos rurales-urbanos nos referimos a los flujos de bienes, servicios, capital, ideas, personas, recursos e impactos ambientales en un territorio con características rurales y urbanas. Si pensamos en las relaciones e intercambios rurales-urbanos de tipo económico, social, cultural, ambiental, biológico, (...) observamos que no se presentan de forma lineal entre “la ciudad” y “el campo”, sino que se presentan en red. La red se compone de las relaciones entre las ciudades grandes, intermedias, pequeñas, los pueblos, y las áreas más rurales. Estas relaciones e intercambios se dan a través de conexiones físicas y/o digitales. Para las conexiones físicas es muy importante la infraestructura de transporte como carreteras y servicios de transporte público. Para las conexiones digitales es muy importante el acceso a la señal telefónica y de internet.
Los tejidos territoriales hacen referencia a esa red de relaciones rurales-urbanas. Se forman a partir de los múltiples acuerdos con diversos propósitos y en diferentes sectores. Pensar en clave de tejidos territoriales nos permite identificar conexiones que no necesariamente son contiguas, y en afinidades, acuerdos y cooperación que trascienden los límites político-administrativos de un territorio. El propósito de identificar, fortalecer y promover los tejidos territoriales es potenciar la capacidad de los vínculos rurales-urbanos recíprocos de generar beneficios mutuos y justos para la población urbana y rural, y capaces de acelerar el desarrollo social, económico y ambiental de cada territorio y sus habitantes.